miércoles, 19 de mayo de 2010


En el mundo hay al menos dos personas que morirán por ti.
Existe al menos quince personas que te quieren mucho de una u otra manera.
El único motivo por el que alguien quiera odiarte es por quiere ser como tú.
Hay alguien para quien yo lo soy todo.
Soy especial y única.
Incluso el error más garrafal que cometas puede salir algo bueno.
Cuando pienses que todo el mundo te ha dado la espalda, te esforzarás en volver a mirar de nuevo.
Recordarás los halagos, olvidarás las ofensas.

lunes, 18 de enero de 2010

1º CAPITULO

- ¡Alysa baja ya!-gritaba mi madre desde la otra punta de la casa.
Hoy día 20 de enero abandonaba mi actual casa para siempre, adiós Italia, adiós a mis amigos…
- ¡Ya bajo, cinco minutos mas!-respondí también con un grito.
Revise los cajones por si me dejaba algo, nada. Ya en la puerta de mi habitación eche un último vistazo. Adiós a mi querido cuarto.
Llegue a donde se encontraba mi madre con cierta pesadumbre. No quería irme, pero discutir a estas alturas era una tontería.
- ¿Lista?-pregunto mi madre con una sonrisa de oreja a oreja.
Todo este traslado era culpa de su actual marido, con el que apenas hace dos semanas se había casado, Dieter. Un hombre checo divorciado de su segunda mujer y enamorado hasta la medula de mi madre, Maite, se conocieron mientras él estaba de vacaciones en Italia.
- Alegra un poco esa cara, Praga te va a encantar.-la verdad era que agradecía sus ánimos pero en estos momentos no funcionaban.
Después de 19 años en Italia, la abandonaba quizás para siempre.
De repente un mensaje me llegó al móvil mientras bajábamos por el ascensor.

“Buen viaje mi amor y recuerda volver alguna vez. Te quiero Max.”


No pude evitar sonreír. Max era mi exnovio desde ayer, cuando me despedí de él en la puerta de mi casa. Sabía perfectamente que a él no le importaba tener una relación a distancia pero a mi si, simplemente el hecho de pensar que no le podría ver…
- ¿Quién es?-pregunto mi madre con la cabeza metida encima del móvil. Esta mujer era una cotilla.
- Olivia, que me desea buen viaje.-mentía guardando el móvil en el bolsillo del vaquero.
Olivia era sin duda mi mejor amiga, siempre había estado ahí desde los tres años, cuando me caí del columpio arañándome la rodilla y ahora separarme de ella como del resto de mis amigas era horrible.
Por fin el ascensor se abrió y salimos.
Ya fuera mira por última vez el edificio. Adiós a mi casa.
Me monte en el taxi y minutos después estábamos en el aeropuerto, en donde nos esperaba Dieter con una sonrisa de felicidad, mi madre corrió a su encuentro dejándome a mi todas las maletas. A veces dudaba quien de las dos era la mayor, aunque después de lo que había sufrido con mi padre me alegraba por ella. Arrastré las maletas como pude hasta que Dieter vino a ayudarme.
- Me alegro mucho de que al final vengas.-dijo entusiasmado.
Dieter era un hombre alto de cabello rubio y ojos marrones, su rostro infantil le daba un aire más juvenil a pesar de sus 45 años.
- Yo también me alegro de ir.-mentí de nuevo.
- Ultimo aviso para los pasajeros del vuelo 721 destino Praga.-nos interrumpió la voz de megafonía.
Por si fuera poco llegaríamos tarde, corrimos entre la multitud hasta llegar a la puerta de embarque en donde nos facturaron las maletas y subimos al avión.

Después de unas tres horas llegamos al aeropuerto de Praga, recogimos las maletas y pedimos un taxi.
La ciudad era preciosa, pasamos por numerosos monumentos que reconocí gracias a la información que había buscado, también tuve que dar algunas lecciones de checo un idioma que realmente me resultaba difícil.
- Llegamos.-anuncio Dieter devolviéndome al presente.
Enfrente de mi había un edificio blanco de unos 20 pisos, salí del taxi y una ráfaga de aire helado me congelo al momento. ¿Cómo podía hacer tanto frío?
- Toma las llaves.-me lanzo las llaves Dieter.-piso 15, mientras nosotros descargaremos todo.
Asentí cogiendo mi mochila de mano. Abrí el portal y rápidamente volví a entrar en calor. Espere al ascensor, el cual era bastante viejo y con algo de miedo por quedarme encerrado me subí.
Iba tan lento que cuando las puertas se abrieron de nuevo pensé que había pasado una eternidad. Introduje la llave en la cerradura y esta se abrió con un simple crack.
Me quede observando el amplio pasillo que se extendía frente a mí, parecía no tener fin. Cerré con cuidado y guarde la llave en mi bolsillo.
Comencé a andar, en una de las puertas de la derecha había una pequeña cocina con muebles de madera y una mesa del mismo material empotrada en la pared. Seguí mi camino, llegue al salón, el cual era bastante amplio, tenia dos sofás negros orientados hacia un gran mueble en donde se encontraba la televisión.
- ¿Dando un paseo?-una voz me sobresalto haciendo que se me cayera la mochila que llevaba.
Después de unos segundos los cuales me sirvieron para recuperarme del susto, tragué saliva y me giré hacia el inquilino, el cual estaba situado detrás de mí. Para mi sorpresa allí había un chico de unos 20 años, alto castaño de ojos marrones y piel clara. El chico me hizo el mismo escáner.
- ¿Eres Alysa?-preguntó enarcando una ceja.
- S, soy yo, y tu… ¿eres?-pregunté ahora yo sin dejar de apartar mis ojos de él.
- Soy Tomás, el hijo de Dieter.-me contestó como si fuera algo obvio.
Me agaché por la mochila y pasé por su lado de vuelta al pasillo cuando la puerta de la calle se abrió.
Entraron mi madre y Dieter con todas las maletas.
-Veo que ya conociste a Tom.- comentó Dieter dejándolas en el suelo.
- Si, aunque no sabía que tenías un hijo.-dije algo molesta por la falta de información.
- Creo que eso fue culpa mía.-anuncio mi madre asomando la cabeza desde detrás de Dieter, parecía estar escondiéndose.
- Bueno no pasa nada.-dijo Tom justo a mi espalda, no esperaba que estuviera tan cerca.-voy a enseñarte donde esta tu cuarto.-se dirigió esta vez a mi.
- Me parece bien hijo, Alysa espero que te guste.-llamo mi atención después de que me quedara mirando a Tom con algo de desconfianza.
Asentí con una sonrisa y seguí a Tom por el pasillo, hasta que se paro al final del pasillo en una puerta de madera. Hizo girar el pomo y la puerta se abrió con un leve chirrido.
- No es gran cosa.-dijo pasando al interior y yo le seguí.
Era pequeña, tenía una cama empotrada a la pared de la derecha y justo enfrente había un gran ventanal con sus cortinas blancas, por las cuales se colaban los últimos rayos de sol. No pude evitar quedarme perpleja ante tal vista.
- Es precioso.-fue el único comentario que salio de mi boca.
La risa de mi acompañante resonó por todo el cuarto y con un fugaz movimiento volví mi cabeza hacia él.
- De todas maneras puedes decorarla como quieras.-comento refiriéndose a lo demás mientras se sentaba en la cama.- la vista se ve mejor desde aquí.-me indicó que me sentara a su lado y aun con dudas, lo hice.
Tenia razón se veía mejor desde aquí. Eche un vistazo al resto del cuarto y fue ahí cuando me di cuenta de que tenia un pequeño armario detrás de la puerta y justo al lado del ventanal, el escritorio con un ordenador.
Entonces un móvil comenzó a sonar, por un momento pensé que era el mío. Era el de Tom.
- ¿Si?-pregunto sin dejar de mirar por la ventana.- Claro, en media hora estoy allí.-después de eso colgó y lo volvió a guardar en el bolsillo.
- ¿Tom?-contestó una voz masculina algo extrañada.
- No, Alysa.-confirmé al desconocido.
- Anda…si esta con la novia, que callado se lo tenia.-escuché como decía una voz a lo lejos.
- ¡Abre!-grito este último, no sabia que hacer…debían ser los amigos de Tom pero…al final abrí.
Volví a la cocina a terminar mi bocadillo cuando Tom hizo su aparición, se había duchado y cambiado de ropa.
- Son tus amigos.-le dije terminando el ultimo bocado.
- ¿Los has abierto?-pregunto clavando sus ojos en mi.
La respuesta le vino cuando el timbre sonó. Tom fue abrir a regañadientes y yo recogí cuanto había sacado.
- ¡Que pasa Tom!-grito la voz del telefonillo.
- ¿Cómo que tienes novia?-pregunto otra voz.
- Pero que narices dices.-la contestación de Tomo sonó mas alta que las otras dos.
- Bueno ¿Dónde la escondes?
Escuche algunas risas y al momento se presentaron en la cocina.
- Chicos esta es Alysa, mi hermanastra.-dijo Tom señalándome.- Este es Chase.-me indico a un chico moreno de ojos azules, el cual vestía un poco rapero.-y este era Matt.-señalo al otro chico moreno de ojos verdes.
- Encantada.-les dije a ambos con una sonrisa.
Siempre había sido muy cortada en estos momentos, pero por alguna circunstancia me sentía cómoda con ellos.
- Bueno después de las presentaciones, ¿A que habéis venido?- cortó Tom dirigiéndose directamente a Chase y a Matt.
- Problemas.-anuncio Matt muy serio.
Viendo como se tornaba la situación decidí salir de la cocina y me encamine hacia el salón. No era una persona cotilla y por lo que parecía debía ser importante.
- Hola.-me sorprendió Chase.
- Hola otra vez.-respondí mientras encendía la tele y me sentaba en el sofá.
- Matt y Tom han salido un momento.-comento mientras se sentaba a mi lado.
¿Se habían ido? Ni siquiera había escuchado la puerta abrirse…
- Según me dijo Tom eres italiana- ¿Tom hablaba de mi? Le mire algo sorprendida.- ¿Cómo llevas lo de estar aquí?
- Todo lo bien que podría llevarlo.-dije devolviendo mi mirada al televisor, me dolía el pecho solo el recordar todo lo que había dejado atrás.
No volvió a preguntar nada, cosa que le agradecí profundamente.
- ¿Te apetece ver algo?.-pregunté cuando el programa finalizo a los veinte minutos.
- Cualquier cosa que dejes esta bien.-me contesto con una sonrisa en los labios.
Decidí cambiar a una película, la cual ya estaba empezada. Me costo mas de cinco minutos pillar la trama y en cuanto lo hice deje de prestar atención, era demasiado aburrida.
- ¿Vives muy lejos?- le pregunté girándome hacia él.
- A unas tres calles.-contesto apartando la vista del televisor.- Por cierto… ¿A que universidad vas a ir?-entorno sus ojos, lo cual me intimido un poco.
- A la Charles.-cuando pronuncie ese nombre, Chase abrió sus ojos sorprendido.
- Nosotros también vamos a esa.-con el “nosotros” supuse que se refería a Tom y Matt.- ¿Qué estudias?
- Turismo.-conteste y sin saber muy bien porque Chase comenzó a reírse, tenia una risa muy agradable, cada vez me agradaba mas este chico.
- ¡No me lo puedo creer!- dijo estirando sus brazos hasta colocarlos debajo de su cabeza.- estaremos en la misma clase.-me anuncio sin dejar de mirarme un segundo.
Entonces un ruido atronador procedente del fondo del pasillo corto nuestra conversación, me levante del sofá de un bote.
- ¿Qué ha sido eso?-Salí al pasillo cuando aparecían al final dos figuras.
- Vaya…-dijo Chase a mi lado algo preocupado.
Poco a poco vi que esas dos figuras eran Tom y Matt, ambos estaban cubiertos de polvo y…sangre.
-¡Que os ha pasado!-grite sin poder evitarlo.
Tom tenía el labio roto y Matt se tapaba la muñeca con un pañuelo.
- No ha sido una buena noche.-fue lo único que dijo Tom mientras miraba a Chase.
- Será mejor que me lo lleve a un hospital, necesitara un par de puntos.- anuncio Chase con un suspiro, por su expresión no era la primera vez que esto sucedía… pero… ¿Qué había sucedido?- Mañana nos vemos.-se despidió mientras cerraba la puerta tras de él.
Al rato volvíamos a estar Tom y yo solos.
- ¿Cómo te has hecho eso?-señale su labio, el cual seguía sangrando.
Tom se limito a mirarme antes de desaparecer por la oscuridad del pasillo.
- ¿Me vas a contestar?-pregunte siguiéndole.
Encendió la luz del baño y fue entonces cuando me di cuenta de que también tenia machada la camiseta de sangre.
- No te metas donde no te llaman.-me contesto de tal manera que un escalofrío me recorrió de arriba abajo. Había pronunciado esas palabras con tanta frialdad…
Después de echarme una ultima mirada cerro la puerta del baño de golpe.
Di la vuelta y entre en mi habitación, cerrando la puerta con fuerza.
Encima que intentaba ser simpática como agradecimiento a su trato… Argg! ¿De que me preocupaba? Era mayorcito que hiciera lo que le diese la gana…
Me tire en la cama con un suspiro. Había algo que no me cuadraba por no decir todo…pero Chase me había dicho que habían salido… ¿Porque entonces salieron del cuarto de Tom? Mañana Tom respondería a ciertas preguntas…

CONTINUARÁ...

domingo, 17 de enero de 2010

PROLOGO


AÑO: 700 A.c.
SITUACION HISTÓRICA: Guerra de Troya.
BAJAS HUMANAS: 2.000.000
MUERTES: 7
DESTINO: Ciudad de Muerte.

A lo largo de la historia el personaje de la muerte, es el encargado de llevar las almas a juicio y a partir de ahí, se decidía si iban al infierno o al cielo.
Desde siempre a nadie le ha gustado el trabajo de muerte pero siempre a habido alguien que tenia que realizarlo. Todos piensan que es lo peor, pero todo ello se debe al mal concepto que tenemos de ella, persona que va encapuchada y empuña una guadaña…esta descripción es del todo incorrecta. Las Muertes son personas normales que viven en el mundo humano.
Hoy en día en el 2010, las Muertes comienzan a escasear y como consecuencia las almas de las personas fallecidas se desintegran…

lunes, 11 de enero de 2010

¿Un final?


En una cabaña de los Montes Urales se encontraban un enamorado y su prisionera.
- ¡Dime donde esta ella!-la gritaba el enamorado.
Su prisionera atada a una silla ni se inmutaba.
Él sabía que seguramente no se lo diría, pero mantenía cierta esperanza. Necesitaba saber donde estaba su amor, ¿A dónde la habían llevado?
- ¡Dime donde la tenéis!-volvió a repetir aún mas desesperado.
Las luchas que se habían producido durante estos meses habían acabado así.
- ¿Y que gano yo si te lo digo?-pregunto la prisionera.
- Lo que quieras, pero por favor dime donde esta.-su voz se quebró y se desmorono, cayendo al suelo. Las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos.
La prisionera lo miraba.
- Sácame de aquí, llévame contigo.-le dijo ella.
Él asintió, ahora mismo accedería a todo.
- Esta en la colina de enfrente, en una ataúd bajo tierra.-contó la prisionera.
El enamorado no perdió el tiempo cogió un cuchillo que portaba la prisionera y salio hacia el encuentro de su amada.


Mientras en algún lugar de la colina una linda muchacha se encontraba atrapada bajo tierra, como consecuencia de haber intentado salvar a su amado. ¿Estaría él vivo? Lo ignoraba, pero algo si que tenía claro, que ella no podría vivir en un mundo que no estuviera él…y quizá él ya la habría abandonado, entonces recordó que portaba en uno de los bolsillos de su hermoso vestido una pastilla mortal. No tardo ni dos segundos en decidir que hacer. Introdujo la pastilla en su boca.
Poco a poco sus constantes vitales dejaron de funcionar.
Había fallecido.


No tardo en llegar a la colina y como un presentimiento supo donde estaba. Pero lo que encontró le rompió el corazón, en el ataúd había una chica fría e inerte.
La saco con sumo cuidado y la abrazo. Su corazón no latía.
- ¡Mi amor no, despierta, no me dejes!-grito al cielo con las lagrimas resbalándole por la cara.
El mundo ya no le importaba, ella había desaparecido de él, jamás volvería a abrir sus lindos ojos.
Se introdujo con ella en el ataúd y…bebió por última vez de sus labios, sabia que no seria el último beso entre ellos.
La sonrío como nunca y la susurro al oído.
- Espérame mi amor.
Segundos después su corazón también dejo de latir…

Sueños

Te alimentan el alma.
Te hacen sonreir.
Te llevan a un mundo de fantasías.
Te hacen esos momentos que anhelas tener.
Te hacen flotar en el aire.